En este artículo quiero comentar un razonamiento sobre la materia del odio como un medio de desintegración social y sistema de gobierno.
El odio, uno de los anti-valores más peligrosos a mi parecer, se ha mostrado como un sistema de corrosión continua de los cimientos sobre los cuáles fue creada  la sociedad venezolana.
La técnica de difundir el odio entre nosotros, los venezolanos, ha sido desarrollada a lo largo de los últimos, ya casi, 20 años de gobierno, dado que el fin último de propagar el odio es atacar directamente a la consonancia que nos une como personas con un interés social común, a la identidad patria, y a los valores sociales con los cuáles fuimos criados, estos que a su vez se comportan como los principios sobre los cuáles ha madurado nuestro país desde sus comienzos. 
Este gobierno, mediante las políticas de Estado, discursos frecuentes, actuaciones totalitarias, el dominio de los medios de comunicación, el control de los poderes sociales, y muchas otras técnicas, ha incentivado el odio en nuestra comunidad. Basta con escuchar escasos cinco minutos de una cadena nacional promovida por el gobierno, o a un exmandatario decir “Estás conmigo o estás en mi contra”, para entender cómo cada palabra que se pronuncia está cubierta de odio, y a través de esto, se fundamenta un relativismo sobre la realidad, que hace hasta engorrosos los preceptos y fundamentos que son naturales e inherentes para el ser humano. 
Es tanto así, que el profundo odio que ha echado raíces en nuestra sociedad ha permitido la creación de una separación profunda, expresa y palpable en nuestra población. 
Actualmente, se ha hecho material todo el contenido de la palabra pre-juicio, y el motivo por el cual separo esta palabra tan poderosa, cuyo significado intrínseco se encuentra directamente en el contenido del odio, es porque justamente, a través de la  continua corrosión de la identidad común que nos hace hermanos de una madre llamada Venezuela, nuestra población crea juicios de valor tan profundos y abrasivos hacia los terceros, que si no se comparte una ideología en común, o no se piensa lo mismo en temas específicos, un grupo es capaz de  razonar y defender erradamente que la parte contraria está mal, y que no merece vivir en comunidad con los que piensan de la manera correcta. 
¡Vaya!, que ovación tan inmensa al totalitarismo nacido del odio infundado en una sociedad, en donde un grupo que tiene el poder puede decidir si otras agrupaciones piensan bien o si piensan mal, y aplican esta decisión solo tomando en cuenta si las personas comparten la misma ideología (por lo cual se les considera como todo lo bueno que representa  la comunidad) o aquellas personas que no comparten el mismo pensamiento (a los cuáles se les considera traidores, y hasta pierden su carácter de persona, de ser humano, por lo que se cometen y aceptan en contra de ellos la más horrendas atrocidades). 
¿Qué población se puede desarrollar en la discordia, en donde no se conoce lo que es estar de acuerdo en lo que es beneficioso para la comunidad; en donde un grupo decide lo que es bueno y lo que es malo sin ningún punto de referencia; en donde la verdad última es todo aquello que les signifique mantenerse en el poder, y se olvida a toda costa el significado del bien común y de los valores inherentes a nuestra naturaleza de ser humano? 
Han tratado de seguir el discurso Maquiavélico "divide et impera", por lo que buscan, por cualquier medio, dividir a la sociedad, destruir los valores y extinguir la identidad del venezolano, puesto que una población sin identidad es mucho más fácil de gobernar de una manera totalitaria.
Es por esto que debemos creer fielmente en el pensamiento "en la unión está la fuerza" dado que sólo si se reestablecen los valores esenciales (la verdad, la libertad, el amor, la concordia) se podrá salir de los gobernantes que profesan el dolor, el odio, la necesidad y la dominación a la fuerza como sistema de gobierno.
Siguiendo las palabras de Miguel de Unamuno, el Rector de la Universidad de Salamanca que se enfrentó a las autoridades de la dictadura de Franco: "Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir".
Muchas gracias.


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